martes, 8 de septiembre de 2009

Los Anillos de Saturno por Vicente Cassanya

Los anillos de Saturno
Vicente Cassanya




Los ves, ya no los ves. Saturno se caracteriza por sus enormes anillos, pero ahora han desaparecido. Si observas el planeta con un telescopio o unos prismáticos potentes verás que Saturno parece estar dividido por la mitad por una delgada línea.





Y así permanecerá hasta el próximo mes de enero, cuando se irán haciendo cada vez más visibles nuevamente. Lo cierto es que sus famosos anillos aparecen y desaparecen periódicamente. ¿Qué implicaciones tiene ese fenómeno?

Cuando, en 1610, Galileo descubrió los anillos de Saturno con su primitivo telescopio, se quedó maravillado. Sin embargo, tan solo dos años después, los vio desaparecer. Su intuición le dijo que un día volverían, y así sucedió, aunque cometió el error de abandonar los estudios del planeta porque al parecer ya no le pareció tan interesante, precisamente cuando mejor se pueden hacer sus observaciones. El genio italiano ni siquiera sabía que eran anillos, creía que serían lunas orbitando a su alrededor.

Conforme Saturno va dando vueltas alrededor del Sol, se puede apreciar claramente como cada 14-15 años sus anillos desaparecen. Es decir, cada 14-15 años se produce un equinoccio saturnal y los rayos del sol inciden perpendiculares sobre el canto de los anillos.

Cuando se muestran con su mayor inclinación, se ve perfectamente la división de Cassini, una banda negra que divide la franja anular en dos. Ese es uno de los aspectos que empieza a desaparecer antes de que los anillos se pongan totalmente horizontales para nosotros que los observamos desde la Tierra.

Hasta aquí lo que se sabe por astronomía, pero ¿qué puede añadir a esto la astrología?

Los 7 años de vacas gordas y 7 de vacas flacas

La astrología nos permite entender unas claves que desvelan la íntima relación entre el cosmos y nosotros, los humanos. Por ejemplo, es curioso que Saturno sea un planeta encorsetado por anillos y que en nuestra vida, cuando este planeta toca un punto importante de la carta astral sea el momento de apretarse el cinturón, de pasar penalidades, de sufrir atascos en todos los sentidos, de sentirnos encadenados.

Además, Saturno nos enseña que los ciclos de siete años son fundamentales para nuestra evolución física y mental. Por ejemplo, es alrededor de los siete años de edad cuando cambiamos nuestros dientes de leche por los definitivos; alrededor de los 15 cuando pasamos por el crítico momento de la adolescencia; a los 21 fue la mayoría de edad durante mucho tiempo, etc.

Estos ciclos de siete años tienen relación con las cuatro partes de su ciclo, que emplea unos 29 años en dar la vuelta al Sol, pero también con los anillos que en este artículo nos ocupan. ¿Cómo?

Ya hemos dicho que cada 14-15 años se producen esos equinoccios de los anillos, pero durante ese tiempo, los anillos llegan a un máximo de visibilidad a los siete-ocho años después de su desaparición. Es decir, desde que dejan de ser visibles, están unos 7-8 años haciéndose cada vez más visibles hasta llegar a su máxima visibilidad; a partir de ahí, los otros 7-8 años va menguando su visibilidad hasta dejar de verse nuevamente.

De hecho, que el número 7 aparezca con tanta frecuencia y sea un número tan especial, incluso sagrado, también tiene algo que ver con los sub ciclos de Saturno y sus anillos. Así, por ejemplo, el Génesis, habla de aquel sueño que tuvo el faraón de Egipto en el que vio pastar a orillas del Nilo a siete vacas gordas tranquilamente cuando aparecieron siete vacas muy flacas que devoraban a aquellas. También vio crecer hermosas siete espigas de trigo, pero a su lado salían otras siete de muy pobre condición que acababan con las otras. Aquel sueño se convirtió en una pesadilla para el faraón, y aunque convocó a numerosos adivinos, no le convencía ninguna de las interpretaciones. Fue entonces cuando el copero del faraón recordó que dos años antes José, hijo mayor de Jacob y Raquel, que estaba en prisión, había acertado totalmente con una profecía. El faraón le mando llamar para ver si éste podía desvelar el enigma. José le explicó que las siete vacas flacas representaban los siete años de escasez y penurias, en los que el hambre consumiría la tierra, y que acabarían con los siete años de abundancia, dando a entender que esos ciclos son naturales en la vida. José, además, le sugirió hacer aprovisionamientos de trigo para cuando vinieran los años de escasez. El faraón, agradecido, lo nombre jefe de su casa.

José era judío, un pueblo que había heredado el conocimiento astrológico de Babilonia. Los siete años de abundancia y siete de escasez coinciden con los siete años que Saturno crece en luz, al ir haciéndose más visibles sus anillos, y los siete que decrece en luz al ir disminuyendo su visibilidad. Y es que Saturno es bastante más visible cuando nos muestra sus anillos que cuando no los muestra, algo que nuestros antepasados pudieron comprobar perfectamente a simple vista como agudos observadores que eran del cielo.

¿Quieres verlo?

En esta ocasión, el momento más plano o de ángulo de apertura 0 grados de los anillos se producirá el día 4 de septiembre, aunque no se podrá observar en esas fechas debido a su casi conjunción con el Sol, ya que ambos se hallan en el signo de Virgo. Sin embargo, será visible perfectamente a partir del mes siguiente, poco antes del amanecer.

En diciembre y enero el grado de apertura continuará siendo mínimo, y habrá muchos días para observar la belleza de este fenómeno tranquilamente.

Será en enero cuando los anillos empiecen a ser cada día más visibles para volver a menguar más tarde hasta desaparecer una vez más. Y así constantemente.

El próximo cruce del plano de los anillos será el 23 de marzo del 2025, pero tampoco se podrá ver como ocurre con la fecha actual. En cambio, si será fácilmente visible en el triple cruce de planos que se producirá en el año 2038. Y entonces, volveremos a verlo juntos.

¡Fichado!

En 1659 Christian Huygens acertó a explicar que la desaparición periódica se debía al cruce del plano de los anillos. En 1660 Jean Chapelain dijo que los anillos de Saturno no eran una masa continua, sino que estaban formados por pequeñas partículas, una teoría que, a pesar de ser cierta, la comunidad científica tardó unos doscientos años en aceptar.

Actualmente los científicos tampoco saben que originó los misteriosos anillos, aunque se sabe que están compuestos por hielo, lunas diminutas, barro y rocas, que miden unos 300.000 kilómetros de ancho pero son delgados.

Saturno completa un giro alrededor del Sol cada 29 años. Es el segundo planeta más grande de nuestro sistema solar, después de Júpiter.

Visible a simple vista, es conocido desde la más remota antigüedad. De hecho, era conocido como el planeta más lento y más alejado de nosotros y del Sol hasta que se descubrieron Urano, Neptuno y Plutón, a partir de finales del siglo XVIII, coincidiendo prácticamente con la Revolución Francesa.

Hasta hace bien poco (1977) se creía que era el único planeta que tenía anillos; luego se comprobó que no, aunque los suyos son incomparables a los de los demás planetas.

(Este artículo lo encontrarás publicado en la revista Tu Suerte nº 171 del mes de septiembre con una más amplia información)

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